Jona Umaes

La enfermera

Se había roto la pierna en un accidente de moto y aunque llevaba casco el impacto con el suelo fue duro. Tuvo la mala suerte que el coche no lo vio cuando salió del callejón y ahora reposaba en el hospital. Pasaría pocos días allí si el examen neurológico no evidenciaba algún tipo de lesión. Su pareja estaba con él. Estaban muy enamorados. Llevaban poco tiempo y ella sufría igual o más que él por su situación. Él estaba consciente y aparentemente lúcido así que no había razones para preocuparse en exceso.

El personal de la planta era por lo general muy amable. Salvo alguna excepción todos derrochaban simpatía y hacían su trabajo por vocación. La enfermera que le asistía era una chica con facciones dulces. No era especialmente guapa y tampoco iba muy maquillada como el resto de compañeras. Sin embargo, destacaba porque era muy cuidadosa en su trabajo y atendía a los pacientes con especial atención. Él desde el primer momento que la vio quedó impresionado. No se daba cuenta de qué forma la miraba. Simplemente se quedaba embobado y sin poder apartar la mirada. Su novia lo captó desde el primer momento y no le dio importancia la primera vez que sucedió. Pero conforme fue pasando el tiempo y observaba a su novio con los ojos en la enfermera comenzaron a removerse muchas cosas dentro. Cuando la chica se iba ella no le reprochaba nada. Ni la más mínima mención. Se comportaba con él con cariño y devoción, como siempre lo hacía. Y él igual con ella. Nada cambió entre ellos. Él la quería como nunca había querido a nadie, pero parecía no ser consciente de su comportamiento con la enfermera.  Aquel rostro le inspiraba sentimientos de ternura. Era como si un ángel hubiera bajado del cielo a cuidarle. Ella notó al instante cómo la observaba, pero en ningún momento se sintió molesta ni incómoda. Hacía su trabajo como siempre, y trataba a todos los pacientes de igual manera. Sin embargo, notaba cómo la mirada de la novia la atravesaba como un rayo láser. Su rostro lo decía todo.

Cuando volvía a su casa, en el momento de acostarse no hacía más que darle vueltas a la cabeza. Empezó a dudar si su novio la quería realmente. La semilla de la inseguridad, que apareció de la noche a la mañana en su interior, no la dejaba conciliar el sueño. Tenía pesadillas y amanecía por las mañanas con ojeras muy marcadas.

Ella adoraba a su novio. El temor a perderlo le atenazaba el corazón. Pensaba que quizás lo había descuidado, que era culpa suya que no tuviese toda su atención. El hecho que se fijara en otra mujer era una señal que algo no andaba bien. Pero cuando estaba con él en el hospital no notaba ningún cambio de trato con ella. Era igual de cariñoso y dulce como siempre. Frente a frente sus miradas se encontraban y sus pupilas se expandían para captar mejor todo lo hermoso y bello del interior de cada uno. Así había sido desde que se conocieron y eso no había cambiado. Aquello disipaba sus dudas como cuando el cielo azul se abre paso entre nubes oscuras y no deja ni rastro de ellas. Sólo las breves visitas de la enfermera la turbaban porque su novio quedaba idiotizado ante su presencia.

Para calmarse se decía que sólo serían unos días de hospital. Que aquello iba a ser pasajero y luego todo volvería a la normalidad. Pero la visita del médico derribó sus esperanzas como un castillo de naipes. Les informó que las pruebas no eran concluyentes y era aconsejable que permaneciera en el hospital unos días más, para hacerle más pruebas. Aquello la preocupó doblemente. Su novio podía tener algún daño cerebral y pasar más días en aquella habitación se le iba a hacer eterno.

Con el transcurrir de los días era inevitable que algo cambiara. Lo notaba en su mirada. Había cariño, pero no era igual que antes. Quizás era su inseguridad la que le hacía pensar aquello. Los celos hicieron acto de presencia. Ella confiaba plenamente en él y nunca había tenido dudas de sus sentimientos. Si la presencia de la enfermera ya le era desagradable y lo denotaba inconscientemente, ahora aquel sentimiento se hizo más fuerte y consciente. Hasta el trato a su novio cambió.  Del amor incondicional pasó a pequeños reproches, sutilmente lanzados como dardos.

Las sombras de los celos ennegrecieron aún más sus noches. Lloraba desconsoladamente hasta quedarse dormida. No podía con aquella situación. Tampoco quería hacerle una escena a su novio. No quería perjudicarle en su recuperación.

¿Es que no se da cuenta cómo sufro cuando mira a esa zorra? Ya no me quiere. Se fue la magia.

Recordaba el tiempo que habían pasado juntos antes del accidente. Lo felices que eran. Y ahora todo aquello había desaparecido.

No es justo.

Odiaba la moto, odiaba al conductor que lo arroyó y sobre todo odiaba a aquella…

 

___________________

 

Aquel día entró a la habitación con otro talante. Se la veía relajada. Ni pizca de la quemazón que le atormentaba los días anteriores. Le dio los buenos días a su novio con la mejor de sus sonrisas. Hasta él notó el cambio en su semblante.

Cariño ya mismo sales de aquí y todo volverá a la normalidad. A ver qué dice el médico hoy.

Sí, yo también tengo ganas de salir de aquí. Creo que me encuentro mejor. El dolor en la cabeza ha desaparecido. Y lo de la pierna sólo es cuestión de tiempo.

La puerta de la habitación se abrió y entró la enfermera. El rostro de él evidenció su disgusto. No era su enfermera de siempre.

Buenos días. ¿Qué tal nos encontramos hoy?

Bien, bien… dijo él sin mucho entusiasmo.

Hoy vendrá el doctor a media mañana. Espero que le de buenas noticias.

Sí, ya tengo ganas de salir de aquí.

Perdone, ¿y la otra enfermera que me ha estado atendiendo estos días? ¿No viene hoy?

¿Rosario? Bueno, no vendrá a trabajar durante algún tiempo, dijo con tono serio. Ha tenido un accidente. Esta mañana, temprano, un coche la atropelló y está en la UCI. Al parecer el coche se dio a la fuga. No entiendo cómo puede haber gente tan desalmada…

El rostro de él demostró espanto y quedó mudo. Su novia lo observaba y en sus pensamientos sólo cabía la esperanza y la convicción que recuperaría su amor y todo sería como antes.

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Published on e-Stories.org on 29.09.2019.

 
 

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