Ernesto Mario Rosa

Inhumano

 
Trabajaban en la sección de investigaciones de la empresa desde hacía cinco años, habían entrado al mismo tiempo, amaban su trabajo y habían desarrollado una labor sobresaliente. En los cuarenta minutos que otorgaban de descanso se sentaban siempre en el mismo banco de madera, al frente de la enorme mole de cemento, a conversar, a intercambiar información. Pero ese día algo abrumaba a ambos, aunque más a uno que al otro.
-          Te felicito… – Dijo con voz apagada. Su acompañante volvió la mirada hacia él.
-          Vaya…Me tomó de sorpresa. – Respondió a su amigo.
-          Te lo mereces, has desarrollado una labor brillante. Captaste la atención del directorio, los deslumbraste. –
-          Si, es verdad, pero solo aspiraba a la jefatura, nunca pensé… -
-          ¿Lo dices por Latuff?. –
-          Si. Tiene sesenta y dos…Le quedaban tres años y se hubiera jubilado con un escalafón mucho más alto…Un sueldo de casi el triple. –
-          No creo que sus pensamientos pasen por allí. -
-          Lo se. Nuestro jefe soñaba con ese puesto, se lo merecía. Siempre fue un buen superior y de no ser por su impecable gestión mi labor no hubiera brillado tanto. Es generoso y lleva cuarenta años en la empresa. Se debe sentir traicionado, olvidado. Ayer era mi jefe y mañana yo lo seré de él. Es injusto. –
-          Pero tú eres más capaz, podrás llevar el departamento a niveles insospechados. ¿Crees que el directorio no lo sabe?. –
-          Claro que lo se pero podría igualmente haberlo hecho desde la jefatura con Latuff como gerente. Luego de tres años, con el felizmente retirado, podría asumir yo su cargo y todos felices. –
-          Si, lo que pasa que los tiempos del corporativismo no son los tiempos de la gente. –
-          Si, es inhumano. ¿Qué crees que pasaría si planteo esto a Recursos Humanos?. –
-          Y… Que pueden pasar dos cosas: Que el interés en ti sea tan grande que toleren tu propuesta o que directamente te reemplacen por otro. Es una jugada de riesgo. –
-          Pues, creo que jugaré. Para mi es más importante mi ética que los ascensos. Iré ahora mismo. –
-          ¡Bien por ti! . No esperaba otra cosa de mi compañero. –
Ambos se levantaron del banco de madera. Uno se dirigió a las oficinas de Recursos humanos. El otro robot a reanudar sus tareas.
 

 

All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Ernesto Mario Rosa.
Published on e-Stories.org on 15.03.2012.

 
 

Comments of our readers (0)


Your opinion:

Our authors and e-Stories.org would like to hear your opinion! But you should comment the Poem/Story and not insult our authors personally!

Please choose

Artigo anterior Próximo artigo

Mais nesta categoria "Ficção científica" (Short Stories em espanhol)

Other works from Ernesto Mario Rosa

Gostou deste artigo? Então dê uma olhadela ao seguinte:

Jugar el Juego... - Ernesto Mario Rosa (Ficção científica)
El Tercer Secreto - Mercedes Torija Maíllo (Ficção científica)
Pushing It - William Vaudrain (Geral)