RETORCIMIENTOS.
Desde muy niña desee llevar una
forma de vida que no jugara con retorcimientos. Me di cuenta de que ya la
naturaleza nos da problemas suficientes como para no buscarlos nosotros. La
naturaleza sigue su curso y nos deleita de cuando en cuando con tormentas
grandiosas, terremotos, maremotos, volcanes en erupción, enfermedades varias,
animales devoradores de todo, epidemias y desastres varios. Por otro lado
tenemos las cuestiones sociales generales. Estudiar, trabajar, adquirir una
familia y una responsabilidad con unos hijos que hacer crecer y sacar adelante
bien el trabajo, ya era suficiente. En medio de todo este bagaje, siempre
quedaban algunos ratos para poder respirar, con alguna pequeña ilusión o con
alguna pequeña fiesta. Así que me acostumbre a hacer grandes las cosas muy
pequeñas. También aprendí que toda
responsabilidad y deuda que se adquiere, se ha de pagar. Y procure seguir los
pasos de mi abuela y mi madre aprendiendo de ellas a salir adelante con lo que se
tenía a mano, sin comprar cosas nuevas, so pena que fuera de real necesidad. El
dinero había que guardarlo por si alguien se enfermaba, para los libros, la
ropa y la comida. Ambas tenían un espíritu
creativo magnifico. Mi madre en saber hacer de cualquier cosa una maravilla, sobre
todo en manualidades artísticas, en la costura o en cualquier manifestación
manual. Mi abuela, en cuanto a la cocina y a la economía. Después, como ocurría
en aquellos tiempos, siempre los hermanos pequeños son los más favorecidos por
la fortuna y los hermanos mayores los que llevan el peso de la casa junto a los
padres. Pero formaba parte de la situación social de por aquel entonces y nadie
se quejaba. De hecho, ya se sabía que iba a tocar hacer algo así. A los catorce
años, empecé a dar clases y aprendí a compaginar estudios con trabajo. Como
cualquier jovencita de mi edad. Al menos yo daba clases, tenía mucha suerte
porque otras chicas se dedicaban a trabajar en las fábricas, a limpiar
casas, en ser cocineras etc.…
Trabajos que también me tocaron en
suerte pero ya mas adelante.
Lo que me llevo a pensar y
actuar como he descrito al principio del texto, fue el ver el estado de
manipulación y acoso que había tanto en mi familia como en otras familias. No
había dialogo, sino gritos o silencios eternos y asesinos. No había sinceridad,
sino el callarse para que otros no supieran, ocultar o mentir para dañar. Yo
sentía que era la forma de actuar más inútil que podía darse. El retorcimiento,
el silencio, la falta de dialogo, la
ocultación y la mentira, el actuar a las espaldas, el manipular, el jugar con
los demás, la negligencia, solo servia para atrasarlo todo o destrozarlo, para
romper el ritmo, entorpecer la buena marcha de las cosas y para crear un
ambiente muy negativo. No había unidad, apoyo, no había consenso y se vivía en
un sufrimiento constante y en una inseguridad espantosa. En mi caso, para
evitar este ambiente y solventar los problemas, me mantenía ocupada para estar
fuera de mi casa el mayor tiempo posible. Iba a la misma a limpiar, preparar la
comida y cena y tomarla y a dormir y si
podía evitarlo ni a eso. Me guardaba el
dinero del almuerzo y comía en el instituto mientras estudiaba. A los quince
años, como en la coral nos pagaban un pequeño tanto, me ayudaba para poder
mantener esto y dejar todo arreglado en casa y desaparecer. En cuanto me metía
en un círculo de personas que, aparentemente con bondad y cortesía, iniciaban
una lluvia de preguntas con palmaditas en la espalda y deseos de saber, salía
corriendo. Era el método que se seguía en mi casa antes de que cayera una nube
de tormenta. Nube de tormenta que podía ser tanto el preludio de un castigo
como el avance de una temporada de ser el centro de risa y de escarnio de
algunos miembros de la familia. Situación que a veces se repetía en la calle o
en otros sitios conmigo o con otros pero en esos lugares podía evitarlas
pegando un corte y en mi casa, pues no.
Así que cuando me fui a vivir
sola, y con mi hermano después, íbamos adelante poco a poco pero seguros. No debíamos
nada. No ganábamos demasiado pero no íbamos ahogados y sobre todo, no nos comían
los acreedores. No nos hacia falta ser retorcidos ni manipuladores. Y no dejábamos
de divertirnos. Invitábamos a los amigos a casa, íbamos a las suyas, hacíamos muchísimas
cosas y teníamos todo el tiempo ocupado. Paseos por la playa que en mi
ciudad son practicados cotidianamente, ayudaban a tener mejor salud, a
adelgazar, a mantenerse en forma y a no gastar luz ni agua. Las casas bien
iluminadas ayudaban a no tener facturas enormes de luz porque se encendía poco
tiempo durante la noche. El trabajar y realizar actividades fuera de casa, enriquecía
la mente, se aprendían mas trucos para construir cosas nuevas como nuevas recetas, hacer jabón casero,
distintos tipos de ejercicio, coser cortinas, aprender a hacer maravillas a
ganchillo, punto de cruz, a molde, con lo que la ropa salía también mas barata,
y sobre todo, con la música, viajar y conocer nuevas ciudades y provincias
dando recitales con los coros o con las danzas.
No había tiempo para pensar en
subterfugios. Mantener la cabeza en el estudio y en los quehaceres cotidianos y
el cuerpo en la danza, el baile, en el paseo o en el ejercicio ayudaba a pensar
sanamente. De paso se hacia mucha vida
social. Se conocía mucha gente, se iniciaban relaciones si era preciso y se
dialogaba mucho más. Y si se tenía tiempo libre, se promovía el voluntariado: o
acompañar a enfermos, a ancianos, a dar catequesis a la iglesia o ayudar en el
ayuntamiento. Daba igual la situación política, económica, social. El que
quería y tenia ganas, lo hacia.
Quizás viviera en una nube o en
una luna. Posiblemente la gente que me rodeaba, al ver la ausencia de maldad o
el pasarla por alto dado que siempre tenia cosas importantes en las que pensar,
evitara el implicarme en esa vida aburrida y llena de retorcimientos en la que
esta sumida la mayoría de la gente y que no llego a comprender. Son ganas de
jugar, ganas de someter al otro, ganas de llamar la atención, aburrimiento… lo
ignoro.
Cuando me case, seguí solo en
parte con esa vida dado que debía tener en cuenta ya que compartía gustos y
porvenir con alguien que no era de mi familia y a quien debía cariño, respeto,
comprensión, escucha, ayuda, compartir, etc.… Se suponía que embarcaba con otra
persona y llevaríamos adelante un plan de vida de acuerdo, sin mentiras, con
mucha complicidad, lealtad y confianza. Yo no pedía a nadie ser guapo, ni tener
un cargo importante ni nadie rico hasta que el dinero le pudriera las entrañas.
Solo una persona trabajadora y sincera. En mi mente obtusa y pequeña, cabía aquello del “contigo pan y cebolla”
porque era lo que había mas o menos, vivido. Tuvimos un niño, con el que ya me
veía imposibilitada para hacer esa vida pero si posibilitada para enseñar a mi
hijo a desenvolverse en esa existencia donde la naturaleza y los
condicionamientos sociales impuestos por el estado, marcan la pauta. Por lo
cual me dedique a ir preparándolo para lo que se le esperaba. Además de su estimulación
como ser humano y como persona, tanto física como intelectual, su integración y
darle, lo principal, todo mi cariño como madre. Como si no fuera poco en la
vida, sacar adelante una familia con un niño pequeño, no deje de estudiar en
los pocos ratos libres que tenia pero por cuestiones de la vida, si deje de
cuidarme y pensaba que la aceptación marital, sobre todo, además de la
familiar, pasaban por alto ciertas cosas.
Lo que ignoraba es lo engañada
que vivía.
No hay nada peor que vivir en
una mentira eterna. La mentira no es excusa si es que se teme perder a la otra
persona. Al contrario, favorece la perdida de confianza, de respeto y hace
aumentar los problemas. Todos quisiéramos dar a nuestros seres queridos todo lo
mejor y hacer que vivan como reyes, evitarles las enfermedades y sufrimientos,
evitarles los problemas, darles una vida sana y darles alegrías y
bienestar y con esto no hablo de cosas
que se puedan comprar. Depende en primer lugar, de cómo se eduque a la persona
y en segundo lugar, de cómo la persona responda ante lo que encuentra, según su
grado de seguridad. Una persona segura de si misma, que se siente querida, que
tiene fuerza, no necesita mucho mas que a si mismo y el cariño de los suyos,
además de mantener las responsabilidades elegidas para poder vivir. No necesita
mentir, puede confiar perfectamente, reconoce y actúa con seguridad ante los
problemas y sabe convivir con la soledad. Es una persona sana de mente aunque
no lo sea necesariamente de cuerpo. Puede ser una persona humilde, incluso
carecer de belleza dado que en su interior reside toda su belleza. A mi me
encantan estas personas. No se dejan ver mucho y cuando lo hacen, dejan rastros
de luz. Y no es por estar recluidas en
sus casas si no porque sus vidas están ocupadas y permanecen activas y el tiempo
o las circunstancias parecen dirigirlas a donde su luz sea mas necesaria.
Suelen ser personas que actúan de cara y
lo mas maravilloso es su modo de decir las cosas en su debido momento, lugar y
a las personas que lo requieran, así como la manera de decirlas, aunque sea con
reproche. Se nota en su tono que lo hacen para mejorar al otro y ayudarle y no
para recriminarle.
No se debe mentir por miedo a
perder amor o seguridad, como decía antes. Ni ocultar cosas. Si se miente o se
oculta, se lleva al núcleo familiar al desastre. Claro que hay gente que desea
una mentira antes que enfrentarse a la verdad pero no es mi caso. La verdad
puede ser dolorosa pero ayuda a progresar y a llevar las cosas hacia delante,
para solventarlas o bajar la cabeza y seguir por otro camino. Hay veces que se
hacen cosas en vano pero es la vida. De todos modos siempre simboliza un
aprendizaje. En mi caso, me he visto ante un “no te acerques”, “fea”, “no te
quiero”, “no puedo seguir contigo” o un piropo que alguien pretendió echarme
diciendo “mira esa chica, que guapa es pero en la cara se le ve que sufre”, un
modo galantísimo de llamar feo a alguien. , pero prefería eso antes que el
enmudecimiento o la incertidumbre que dan el miedo y la negligencia. Incluso
estando ya casada y con mi hijo, tuve que sonsacar una verdad y algo que la
otra parte puede decir, es que reconocí mi parte de culpa y acepte la ruptura,
en ese momento, del matrimonio a favor de la otra persona para que fuera feliz
y de mi parte y la del niño, para evitarle mas sufrimiento. Las cosas siguieron
otro camino y no hubo ruptura pero el
camino seguido no ha sido el mejor precisamente.
Dadas las circunstancias, hace
ya mucho tiempo que aprendí a adaptarme. Y a mirar el lado positivo de las
cosas. Si se ríen de mi, perfecto, al menos no he servido para hacer llorar.
Mucho mejor reírse conmigo. Si lloran por mí, malamente y espero poder correr a
corregirlo porque si algo no me gusta es causar un sufrimiento ajeno y llorar conmigo, o llorar yo con
otros, ayuda a comprenderse y a apoyarse mejor en el sufrimiento hasta llegar
al desahogo y a encontrar soluciones. Hay quien se divierte con el daño y la
manipulación ajena para sentirse alguien igual que quien juega con el abuso de
poder o abuso de la confianza. Pero son
personas limitadas, inseguras, infelices, que piensan que han conseguido todo
en su vida y se aburren, así que se divierten moviendo hilos ajenos para ver
hasta donde pueden llegar, apuñalar, tirar la piedra y esconder la mano. Quizás
hayan conseguido frivolidades o superficialidades pero no se han conseguido a
ellas mismas. Ni siguieran han comenzado el camino. Y usan la ingeniería social
para manipular a sus contrarios o a sus inferiores. Leen sus cartas, las
enseñan a otros, se ríen a las espaldas, crean ambientes negativos, hacen el vacío, arrasan con todo lo que la persona afectada
deja a su paso y si pueden, con ella misma. Algunos hacen de ganchos para
reírse de las personas confiadas ante otros porque son pobres infelices y les
van pasando resúmenes de sus acciones, cartas, mensajes intercambiados con esa
persona para ganarse un lugar en ese grupo que pretende usar a esos pobres
infelices como bufones de un rey “buñuelo”, es decir snob, sin nobleza, y con
una cúpula que en lugar de madurar y
mirarse a si mismos para desprenderse de cuanto les sobra de retorcido y
quedarse con ellos mismos en su esencia, pues así son magníficos, siguen
jugando a ser “mayores” y es una pena porque nunca en su vida serán “mayores”.
Personas que necesitan insultar y denigrar manipulando, pensando que así quedan
por encima de los demás y lo que hacen es quedar ellos muy por debajo del
cieno.
En ocasiones merece la pena
dejarse llevar, servir de juguete para estas personas. Para saber ellos y
enterarnos nosotros de donde se localizan ciertos limites. Los hilos tanto los puede mover quien esta
siendo victima, haciendo creer al que oprime o acosa que sus técnicas hacen
efecto y dejándose llevar para, en el momento necesario, recoger las riendas de
su vida y darle un corte sumarísimo, como el acosador, evidentemente, que
intenta causar el daño. A veces es mejor dejar que el otro sea feliz aunque a
costa nuestra, pero si no es demasiado dañino y si nosotros permitimos la acción
y colocamos los limites.
Pero son felices. Y aquí, todos
tenemos derecho a la vida. Ellos y nosotros y los de mas allá, mal que nos
pese.
Así sea.
All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 30.07.2009.
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